domingo, 5 de octubre de 2008

Teoría Política

La teoría política que desarrolla Huntington es elaborada y sobre todo rica en multiplicidades, pues tiene una abundante producción intelectual que trata todo el aparato estatal y las formas de gobierno. Así mismo, Huntington se ha destacado por ser uno de los politólogos norteamericanos más influyentes, no sólo en el ámbito de la Ciencia Política, sino también en el de la Política Exterior norteamericana y de otros Estados.

Entre las principales teorías que Huntington desarrolla se encuentra la “Teoría de la Modernización” a través de su libro “Political Order in Changing Societies”; y “Teoría del Conflicto de Civilizaciones” que manifiesta por medio del libro “El Choque de Civilizaciones y la Reconfiguración del Orden Mundial”.

La Teoría de la Modernización pretende desarrollar el concepto de “orden político” como finalidad y no como modelo político constante o real. Las coordenadas en las que Huntington basa este término consisten en el desarrollo de las instituciones políticas y la movilización de grupos sociales nuevos en la política. Los principales conceptos vinculados con la idea de “orden político” van desde las instituciones políticas, participación política y estabilidad política.

Huntington se interesa por el conflicto teórico que engloba la teoría del desarrollo político como un proceso de sociedades en transición, semejante a las teorías de crecimiento y desarrollo económico. Las variantes más importantes del desarrollo político son: en sistemas políticos tradicionales, en regímenes militares considerando especialmente los países en vías de desarrollo, las modalidades y condiciones previas del desarrollo revolucionario, tanto como las aproximaciones reformistas. Otros temas relacionados son los partidos políticos y la movilización rural.

El desafío de la "modernización" socio-económica postula en todo caso la transformación de las estructuras políticas tradicionales a través de la promoción de la conciencia y participación políticas. Así mismo, Huntington afirma que la modernización tiende a producir una movilización social que agrava los conflictos existentes o hace surgir otros nuevos. Por ello, para él, la modernización produce una crisis de institucionalización, que conduce a la inestabilidad política y al desorden, los cuales sólo pueden ser contenidos mediante regímenes autoritarios.

La segunda de las teorías importantes es la que trata el Conflicto de Civilizaciones. En su libro “El Choque de Civilizaciones” Huntington afirma que después de la caída de la Unión Soviética el orden mundial cambió totalmente, alejándose por completo del paradigma bipolar que se manejó durante la Guerra Fría, consiguientemente produciendo que los nuevos conflictos fueran de orden cultural: “….la política global empezó a reconfigurarse en torno a lineamientos culturales.” (Huntington)

Según Huntington, en tiempos de posguerra fría por primera vez en la historia se dio el caso que la política global fuese multipolar y multicivilizacional y por el contrario de lo que se creía, aún cuando la cultura occidental es y seguirá siendo la más poderosa, nunca se dará la occidentalización de otras culturas, pues éstas tienen dos opciones, o se unen a Occidente o se oponen a ella tratando de expandir su propio poderío económico y militar para resistirle y crear un contrapeso. Esto por consiguiente, ha provocado que Occidente haya perdido mucha de su influencia y de allí se puede ver que las civilizaciones asiáticas aumenten su poder económico, militar y político; que el islam experimente una explosión demográfica que desestabiliza a los países musulmanes y a sus vecinos; y que las civilizaciones no occidentales cada vez reafirmen los valores de sus propias culturas.

Pero esta revolución cultural no termina, pues modernamente está surgiendo un orden global que gira en torno a la civilización, creando que los países o Estados afines, culturalmente, se unan para cooperar (ej. Unión Europea) mientras sociedades que no comparten el mismo origen cultural tengan más dificultad para relacionarse entre sí. Este fenómeno tiene un efecto negativo en Occidente, pues sus pretensiones universalistas entran en conflicto con más frecuencia (de forma más grave con el Islam y China).

Finalmente, Huntington propone que, en orden de la supervivencia de Occidente, Estados Unidos depende de la reafirmación de su identidad occidental y de que los occidentales adopten su civilización como única y no universal, así como de la unión de sus integrantes para la renovación y preservación, para hacer frente a los ataques no occidentales. Esto último, en una entrevista concedida poco después de los acontecimientos del 11 de septiembre del 2001, Huntington lo considera como la confirmación más fehaciente de su hipótesis sobre el choque de las civilizaciones.

Concluyendo, las teorías propuestas por Huntington son valiosas desde muchos puntos de análisis de la política internacional, no obstante, se debe mantener una opinión crítica sobre algunos temas relevantes. Por ejemplo, la afirmación que hace sobre el vínculo entre la estabilidad política y los regímenes autoritarios o la supervivencia estadounidense en contraposición a las culturas no occidentales.

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Ensayo: “Paradigmas Posguerra Fría en un Mundo Multipolar y Multicivilizacional”


Huntington estudió los diferentes mapas o paradigmas propuestos al final de la Guerra Fría para representar la realidad y mucho más importante, para entenderla. Entre ellos se puede mencionar primeramente el paradigma: Un solo mundo: euforia y armonía, que se basaba en la suposición de que el final de la Guerra Fría significaba el fin de todo conflicto importante en la política global y el comienzo de un mundo relativamente armonioso. En este sentido, Huntington utiliza la tesis planteada por Francis Fukuyama, que afirma que el final de la Guerra Fría era prácticamente el final de la evolución ideológica y la universalización de la democracia liberal occidental, consagrando un futuro alejado de las luchas sobre ideas y focalizándose en problemas económicos y triviales. El autor explica que las expectativas de armonía fueron amplias y el mundo se modificó a principios de los años noventa, sin embargo, esto no lo hizo necesariamente pacífico y se topó con el surgimiento de conflictos étnicos; el quebrantamiento de la ley y el orden; nuevas alianzas entre Estados; el resurgimiento de movimientos neocomunistas y neofascistas; y la intensificación del fundamentalismo religioso. Claramente este paradigma estaba demasiado lejos de la realidad en un marco posguerra fría.

El segundo paradigma estudiado por Huntington es: Dos mundos: nosotros y ellos, en donde diversos investigadores han analizado el mundo partiendo de los binomios Oriente y Occidente; norte y sur; centro y periferia. Es como dividir el mundo en zonas de paz y zonas de conflicto. Según Huntington, la división más común es la establecida entre países ricos y países pobres, correlacionándolo históricamente con la división económica entre Occidente y Oriente, en donde sus diferencias, más allá de económicas, son culturales. Al mismo tiempo, las diferencias económicas conllevan un enfrentamiento entre sociedades, principalmente cuando las sociedades ricas intentan conquistar y colonizar a las sociedades pobres y más tradicionales. Huntington asevera que en el plano más general, los conflictos entre ricos y pobres son improbables, ya que los pobres carecen de unidad política, poder económico y capacidad militar para enfrentarse a los países ricos. Un elemento más que Huntington desarrolla es el mito creado por Occidente respecto a la bifurcación cultural de lo que no es Occidente y la dicotomía Oriente-Occidente. Estos mitos tienen el defecto de dar por sentado una superioridad intrínseca de Occidente sobre Oriente. La polarización cultural de Oriente y Occidente, afirma Huntington, “es una consecuencia más de la práctica universal, pero desafortunada, de llamar a la civilización europea -civilización occidental-”. Es por ello que Huntington manifiesta que el mundo es demasiado complejo para dividirlo económicamente entre norte y sur, o culturalmente entre este y oeste.

Un tercer paradigma que Huntington menciona es el de Ciento ochenta y cuatro Estados, más o menos, que se basa en la teoría realista de las relaciones internacionales. Esta teoría posiciona a los Estados como los actores principales de los asuntos mundiales, planteando que la relación entre Estados es de anarquía, por tanto, deben maximizar su poder para asegurar su supervivencia y seguridad. Cuando un Estado aumenta su poder y se convierte en una amenaza para cualquier otro Estado, éste último intentará proteger su seguridad reforzando su poder o aliándose con otros Estados. Según la teoría o paradigma estatista, se supone que los Estados ven sus intereses del mismo modo y actúan de la misma manera. Respecto a la aseveración que los Estados deben comprenderse desde el punto de vista de la acumulación y mantenimiento del poder, Huntington muestra una negativa, pues dice “….si eso fuera todo lo que hacen, los países europeos occidentales se habrían coaligado con la Unión Soviética contra los Estados Unidos a finales de los años cuarenta.” Según el pensamiento de Huntington, los valores, la cultura y las instituciones influyen en el modo en que los Estados definen sus intereses, pues los Estados con culturas e instituciones semejantes verán intereses comunes y entrarán más a menudo en conflicto con países culturalmente distintos. Huntington analiza un cambio en la política global que consiste en el aminoramiento del protagonismo de los Estados, aunque no niega que éstos siguen siendo los actores básicos de los asuntos mundiales, si han perdido un poco de soberanía, de funciones y de poder, pues actualmente las instituciones internacionales han ganado derecho a juzgar y restringir su actuación.

Un cuarto y último paradigma es el llamado Puro caos. Huntington habla del debilitamiento de los Estados utilizando el concepto de “Estados frustrados” dilucidando una imagen de mundo anárquico. Este paradigma subraya la quiebra de la autoridad gubernamental; la desintegración de los Estados; la intensificación de los conflictos tribales, étnicos y religiosos; la aparición de mafias criminales de ámbito internacional; el aumento del número de refugiados; la proliferación de armas nucleares y de destrucción masiva; el terrorismo; la frecuencia de masacres y la limpieza étnica. Huntington afirma que este paradigma es mucho más cercano a la realidad, pues grafica el mundo moderno, pero esto mismo es su principal limitación, ya que bajo un lineamiento tan crudo es imposible entender el mundo y la importancia de los acontecimientos, principalmente para predecir las tendencias de la anarquía y para distinguir los diferentes tipos de caos, sus causas y consecuencias.

Estos paradigmas tienen distintos enfoques, sin embargo, tienen una característica en común y es que los cuatro mencionan a los conflictos sociales, étnicos o culturales, dando validez a la propuesta de Huntington que, en el tiempo de posguerra fría la política global cambió para volverse multipolar y multicivilizacional. Si hubiese una nueva propuesta, bien sería articulada a base de elementos de cada uno de los paradigmas anteriores, pero con la inclusión del enfoque étnico o civilizacional. De todo lo anterior, lo cierto es que los conflictos étnicos entre Estados o grupos culturales se han multiplicado, principalmente de aquellos que proceden de distintos orígenes culturales y aún más, cuando otros Estados entran en defensa de grupos afines, como bien lo menciona Huntington, por ejemplo los choques entre clanes en Somalia, los conflictos entre tribus en Ruanda, Bosnia, el Cáucaso, Asia Central o Cachemira, aunque se encuentren en la misma localidad. Esto es verídico si se contrapone con las uniones de países o Estados que tienen la misma visión cultural, pues cooperan y confían los unos en los otros (el ejemplo por excelencia que Huntington menciona es la Unión Europea), aunque desde primera vista, se podrían incluir también los bloques económicos simbólicos que se forman entre Estados a través de tratados y convenios internacionales (ej. NAFTA).

Para concluir, Huntington plantea diversas propuestas y analiza todo el embalaje que resultó de la caída de la Unión Soviética, que se confrontó a la realidad que de ello se produjo. Autores como Francis Fukuyama proponen una crítica bastante fuerte como cierta, pues a partir de este acontecimiento se ha vivido una crisis ideológica mundial, aunque esta teoría está expuesta y sujeta a otra diversidad de análisis. El tema de la culturalidad, tanto a nivel mundial como local, debe estar situada entre los primeros lugares de tratamiento político, pues en lugar de la homogeneización debe optarse por sobrellevar dentro de la agenda, ya sea gubernamental o internacional, las diferencias entre civilizaciones. “…los choques de civilizaciones son la mayor amenaza para la paz mundial; un orden internacional basado en las civilizaciones es la garantía más segura contra una guerra mundial”.

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