domingo, 10 de agosto de 2008

Samuel Phillips Huntington, Vida y Reseña Bibliográfica

Nació el 18 de abril de 1927 en los Estados Unidos. Se graduó con distinción de la Universidad de Yale a la edad de los 18 años. Posteriormente sirvió en el ejército de los Estados Unidos de América. Luego de recibir su Doctorado en Investigación de la Universidad de Harvard, se hizo miembro del cuerpo docente de dicha institución a la edad de 23 años. Desde el año de 1950 ha sido miembro del Departamento de Gobierno de Harvard, por excepción de los años entre 1959 y 1962 cuando fungió como profesor asociado de gobierno en la Universidad de Columbia. Fue presidente del Departamento de Gobierno así como de la Academia de Harvard en Estudios Internacionales y de Área. Durante 1977 y 1978 trabajó en la Casa Blanca como Coordinador de Planificación de Seguridad para la Seguridad Nacional. También fue fundador y coeditor por siete años de la revista Foreing Policy. Actualmente ejerce como profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Harvard.

Entre los principales temas de estudio está la seguridad nacional; estrategias y análisis de la relación entre el gobierno militar y civil; democratización y desarrollo político y económico de países del tercer mundo, así como su investigación acerca de los golpes de estado en dichos países; factores culturales en las políticas mundiales; identidad nacional americana y su tesis acerca de los conflictos sociales futuros.

Sus principales obras son:
• The Soldier and the State: The Theory and Politics of Civil-Military Relations (1957);
• The Common Defense: Strategic Programs in National Politics (1961);
• Political Order in Changing Societies (1968);
• American Politics: The Promise of Disharmony (1981);
• The Third Wave: Democratization in the Late Twentieth Century (1991);
• The Clash of Civilizations and Remaking of World Order (1996);
• Who Are We? The Challenges to America’s National Identity (2004).


Ensayo: “Los Ritmos de la Movilización Social y su relación con la Inestabilidad”


Según el libro “El Orden Político en las Sociedades en Cambio” existe una relación vinculante entre el ritmo de la movilización social y la inestabilidad o desorden social. Dentro de los postulados de Samuel P. Huntington se establece que cuando una sociedad sufre un cambio rápido y tajante, la movilización social, tanto de nuevos grupos como de los ya existentes, generan un tipo de desorganización dentro de las estructuras tradicionales, ya sea de autoridad o políticas.

Esto a su vez choca de manera negativa, cuando dichas instituciones carecen de una efectiva y eficaz organización, dando como resultado la inestabilidad social. Pero el problema no se detiene allí, pues si a la vez existe un lento desarrollo de las instituciones políticas que no dé respuesta a los acelerados cambios económicos y sociales, se producirá el desorden.

Lo anterior se puede contraponer a la realidad de muchas democracias latinoamericanas incipientes, por ejemplo la guatemalteca. Si se observan los años atrás, en la época de los 80, la movilización social y el nacimiento de muchas organizaciones civiles que se dieron bajo regímenes autoritarios fueron oprimidos, prueba de ello es el exilio de muchos intelectuales cuyas vidas se vieron amenazadas por fuerzas opresoras del Estado, sin dejar de mencionar las desapariciones forzadas, matanzas y otras manifestaciones de violencia. Todo esto ocurrió bajo las directrices de gobiernos déspotas, cuyo cometido fue alcanzado, pues por medio de la coerción el orden y la estabilidad social se mantuvieron.

No obstante, después de comenzar una era “democrática” y luego con la reafirmación de la misma a través de los Acuerdos de Paz, se dio una revolución total, tanto política, económica, social y cultural. Guatemala se hacía acreedora de una imagen internacionalmente hablando y al mismo tiempo ocurrían movilizaciones sociales que desestabilizaron a las organizaciones estatales, pues entre más reivindicaciones civiles existían, las instituciones se veían obligadas a responder a éstas y visiblemente no estaban preparadas para hacerlo.

Al experimentar un cambio tan trascendental, de años de opresión a una libertad innovadora, la democracia guatemalteca no tenía ningún precedente lo suficientemente capaz sobre el cual sustentarse, al contrario, la corrupción, la falta de transparencia, la violencia y la impunidad se incrustaron en todo el aparato estatal, provocando así las falencias dentro de las instituciones políticas y la insuficiente respuesta hacía las necesidades sociales.

El desorden no solamente es palpable al momento que, por ejemplo, las necesidades sociales no son sufragadas por la falta de respuesta estatal, sino también al momento de comunicarlas, ya que los encargados de dicha tarea, que son los partidos políticos, están llenos de intereses personales que priman sobre el bienestar general.

El desorden y la inestabilidad, aunado a la equívoca respuesta y desarrollo de las instituciones, pueden llevar a un tipo de Estado fallido, pues la sociedad es carente de un modelo estatal eficiente que imparta, por un lado la autoridad y por otro satisfaga las carestías, lo que a su vez da lugar a que surjan poderes ilegales e ilegítimos que se apoderen de la sociedad, un ejemplo son las maras o pandillas juveniles, el narcotráfico, etcétera.


Fuentes:

• Página web: FilóPolis
Febrero, 2000
http://www.xtec.es/~lvallmaj/academia/hunting2.htm

• Página web: Department of Government Harvard University
2008
http://www.gov.harvard.edu/faculty/shuntington/

• Blog: Democracia México
Zuckermann, Leo
Octubre, 2006
http://democraciamexico.blogspot.com/2006/10/la-importancia-del-orden-poltico.html